La autoestima es el cimiento sobre el que construyes tu vida. Es el juicio integral que tienes sobre ti misma(o) y que permea cada esquina de tu existencia. Reconocerla y mejorarla resulta esencial para una vida fructífera y satisfactoria.
1. Entendiendo la autoestima
La autoestima no es solo cómo te sientes acerca de ti misma(o) en un momento particular, sino también una valoración global que impacta en cómo vives tu vida. Es una percepción que se forma y evoluciona a través de experiencias y pensamientos, influenciando tus decisiones y relaciones.
Piensa, por ejemplo, en Laura, quien fue una estudiante estelar y recibió elogios constantes por sus logros académicos. Sin embargo, cuando ingresó al mundo laboral y se enfrentó a críticas constructivas, su autoimagen comenzó a tambalearse. A pesar de los éxitos previos, la nueva experiencia de no siempre recibir retroalimentación positiva impactó en cómo Laura se veía a sí misma. Incluso sus decisiones comenzaron a estar teñidas de duda y temor al error; sus relaciones se volvieron tensas, ya que se volcó hacia dentro, aislándose para evitar futuros señalamientos. La percepción de Laura sobre sí misma se vio alterada, mostrando que la autoestima no es estática, sino que fluye y cambia con las vivencias y cómo las interpretas.
2. Reconociendo la baja autoestima
¿Cómo sabes si tu autoestima necesita un impulso? Puedes notar que te criticas duramente y sientes una preocupación constante sobre lo que los demás piensan de ti, e incluso saboteas tus propios éxitos. Una persona con baja autoestima suele alejarse de situaciones sociales o evitar situaciones que considera desafiantes debido al miedo al fracaso.
Considera a Marco como ejemplo. Él era conocido por su carisma y habilidades de comunicación, pero, internamente, estaba en constante batalla con una vocecita interna que susurraba que no era lo suficientemente bueno. Cuando le ofrecieron una promoción en el trabajo, en lugar de sentir alegría, el pánico lo inundó. Marco comenzó a evitar las reuniones y llamadas con su jefe, procrastinando la entrega de proyectos importantes por temor a no cumplir con las expectativas. A pesar de ser capaz y competente, se saboteaba a sí mismo, permitiendo que la preocupación sobre la percepción de los demás y el miedo al fracaso lo paralizaran. La baja autoestima no siempre es evidente para los demás, a veces está oculta detrás de una máscara de confianza, lo que la hace aún más insidiosa y difícil de abordar.
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3. Estrategias para fortalecer tu autoestima
a) Deja de condicionar el amor propio
El amor propio incondicional es clave. ¿Te has encontrado alguna vez pensando que solo te querrás a ti misma(o) si eres delgada(o), exitosa(o), etc.? Este es un claro ejemplo de cómo condicionas tu amor propio y limitas tu autoestima. Es imperativo amarte incondicionalmente, sin reglas ni restricciones.
Ve la historia de Clara. Aunque era una brillante ejecutiva, solía ponerse reglas estrictas para merecer su propio afecto y aprobación, tales como alcanzar ciertos hitos en su carrera o mantener una apariencia determinada. Cada vez que no cumplía con estas autoimpuestas “normas”, se castigaba mentalmente, minando su autoestima. Con el tiempo, Clara se dio cuenta de que su bienestar y autoaceptación no deberían depender de cumplir ciertos criterios, por lo que comenzó a trabajar en amarse a sí misma sin condiciones, un pilar esencial para fortalecer tu autoestima.
b) Cancela la crítica destructiva
Presta atención a tu diálogo interno. La autocrítica, cuando es negativa y destructiva, erosiona tu autoestima. Por ejemplo, si, tras un error, te dices a ti misma(o): “Soy un desastre”, estás practicando la crítica destructiva. Transforma esas palabras en un mensaje positivo y proactivo: “He cometido un error, pero aprenderé de ello y mejoraré”.
Toma a Luis como ejemplo. Él era un artista que a menudo se sumergía en autocríticas dolorosas cada vez que sentía que su trabajo no era “perfecto”. Esta mentalidad no solo afectaba su autoestima, sino que también sofocaba su creatividad. Cuando decidió cambiar su diálogo interno y transformar sus críticas en aprendizajes y oportunidades para el crecimiento, no solo mejoró su autoimagen, sino también su arte, permitiéndose explorar sin el miedo al fallo.
c) Toma acciones que te hagan sentir bien
Practicar el cuidado personal, como mantener una alimentación equilibrada, hacer ejercicio regularmente o completar tareas pendientes, es crucial para fortalecer tu autoestima. Por ejemplo, si encuentras placer y tranquilidad al terminar una actividad pendiente, como organizar tu espacio, incorpóralo regularmente en tu rutina.
Por ejemplo, Marta solía posponer tareas pequeñas —como ordenar su escritorio—, lo que subconscientemente añadía estrés a su vida. Cuando comenzó a dedicar tiempo a esas diminutas acciones que mejoraban su entorno y su bienestar, como una caminata diaria o dedicar unos minutos a la organización, notó un cambio significativo en cómo se sentía consigo misma. Marta encontró que, al tomar acciones, incluso pequeñas, que resonaban con su bienestar, su autoestima se elevaba, reafirmando que cada paso cuenta en la construcción de una autoimagen positiva.
Cuando la autoestima es sólida, la vida se ve desde una perspectiva más positiva y optimista. El mundo se convierte en un lugar de oportunidades en lugar de obstáculos. Considera las estrategias mencionadas no como una solución rápida, sino como parte de un viaje continuo hacia el desarrollo personal y la autoaceptación.
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