¿Te cuesta trabajo poner límites? Esto tiene que ver con lo que ha sido tu historia de vida.
Es importante que detectes el tamaño de tu problema: ¿qué tanto te cuesta poner límites?; ¿normalizas lo anormal?; ¿aceptas lo inaceptable?; ¿toleras lo intolerable?
Si tu respuesta ha sido sí a todo o a casi todo, es muy probable que desde temprana edad hayas estado pendiente de las necesidades de los demás y no de lo que tú quieres; por ende, esta es la dinámica que has aprendido.
Identifica lo que quieres realmente y ocúpate de tus necesidades.
Es importante que sepas cuáles son tus necesidades, ya que estas te muestran lo que está en tu esencia y tu corazón.
- Atiende tu “yo quiero”, para quitarte todas las máscaras y todo lo que no eres.
- Pon límites, expresa tus opiniones con libertad y date cuenta de lo que los otros quieren, pero sin olvidarte de ti, haciendo lo que tú quieres.
Muchas veces poner límites no se siente tan sencillo, por lo que es necesario que tomes acción para lograr que se cumplan, de lo contrario te encontrarás repitiendo el mismo patrón una y otra vez, y tus necesidades seguirán quedando en segundo plano.
Si lo que deseas es lograr que otros puedan respetar tus términos, te voy a explicar tres acciones que debes realizar para poner límites efectivos y alcanzar así lo que quieres.
¡Puedes poner límites y sentirte bien contigo y con los demás!
Tres acciones para poner límites afectivos
1. Establece el límite que quieres
Por ejemplo: que tu pareja te diga frases cariñosas como “mi amor”, “mi vida” o “cariño”; o que tus hijos ordenen su cuarto; o que tus clientes te paguen a tiempo.
Establece claramente cuáles son tus límites. Para ello, te recomiendo que los escribas.
2. Establece las consecuencias
¿Qué va a pasar si esa persona no cumple o traspasa tus límites?
Por ejemplo: si tus hijos no ordenan su cuarto, si tu pareja no te habla cariñosamente o si tus clientes no te pagan a tiempo, ¿qué es lo que harás?
Es muy importante que la consecuencia dependa de ti y no de ellos, porque si no, pierdes el poder y no vas a lograr llevarlo a cabo.
Una consecuencia podría ser que, si tus hijos no ordenan su cuarto, entonces tú no cocinas. Esto depende de ti. Sé que suena drástico, pero puedes adaptarlo dependiendo de su edad. Si tus hijos son adolescentes, esta es una buena consecuencia.
Las consecuencias deben ser lógicas. En este caso, si cada quien tiene tareas asignadas en casa para que todo funcione bien, y ellos no cumplen con las que les corresponden, entonces tú no haces las tuyas, y esta es una consecuencia bastante lógica.
Pero recuerda: no siempre deben doler; puedes hacer cosas divertidas.
Lee también: Cómo combatir las conductas destructivas para hacer solo lo que te beneficia
3. Sé consistente
Esto significa hacer lo mismo siempre, lo que te permitirá enviar un mensaje firme y sólido a las personas que te rodean. Así, tus límites van a ser respetados.
Si a veces lo haces y a veces no, la gente no te va a creer más. Es muy importante que mandes mensajes claros para que la gente te responda bien.
En conclusión, establece la regla y la consecuencia, y cúmplelas consistentemente. De esta manera podrás dejar tus límites claros, para que siempre sean respetados.
Recuerda que el último paso es indispensable para que esto funcione.
Poner límites efectivos es un paso importante para tu bienestar; has dado un gran paso.
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