¿Has sentido que te han decepcionado? Pasar por una decepción es normal, pues es parte de la vida y sucede porque te formas expectativas que se frustran y producen una sorpresa que te lleva a sentir rabia y tristeza.
El problema es que, después de una decepción, se genera una creencia limitante, la cual tiene que ver con la falta de confianza en ti misma, tu situación de vida y la falta de confianza en los demás.
Es limitante porque en lugar de potenciar oportunidades las impide o limita; no te deja volver a abrirte a experimentar.
Cuando piensas o dices cosas como “no puedo volver a confiar en la vida”, “no puedo volver a confiar en los hombres”, “no puedo confiar en las mujeres”, estás siendo negativa, y eso es algo que no te deja fluir. Estás ante una creencia limitante. ¿Te suena familiar?
Hay personas que se encierran en su dolor y no le dan la bienvenida a algo nuevo. Pero hay otras que traspasan la responsabilidad y que, en lugar de ver cómo participaron en esta decepción, le echan la culpa a la situación o a otra persona. Entonces, al no responsabilizarse, son víctimas de lo que les ocurre.
Por eso es importante identificar la creencia que generas y transformarla. A continuación, te voy a explicar dos acciones que se deben realizar para superar las decepciones.
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1. Acepta el dolor
Lo primero que debes hacer es aceptar el dolor; si lo haces, ya no te pelearás con lo que sientes y lo dejarás ir.
Al aceptarlo, se diluye y eres capaz de identificar aquello que puedes obtener de esa experiencia.
La vida está llena de pérdidas que duelen; por eso, lo más importante es que desarrolles esa habilidad, para que puedas superar las decepciones y transformarlas en lecciones y aprendizajes.
2. Aprende de la experiencia
Podrás dar este segundo paso a través de cinco etapas:
- Reconoce lo que te decepcionó. Date cuenta de tu decepción: qué es lo que tú querías que no se dio.
- Asimila tu parte. Piensa en ¿cómo participaste tú?; ¿qué hiciste para que esto ocurriera? A veces te niegas a aceptar tu responsabilidad y dices “pues no hice nada”. La realidad es que siempre habrá algo, aunque sea pequeño.
- Identifica la creencia limitante. Aquí es necesario que te preguntes: “¿qué pienso acerca de mí?”. Si dices: “soy inadecuado o inadecuada”; “soy insuficiente”; “soy estúpido o estúpida”, entonces tus creencias acerca de quién eres son negativas. En ocasiones, la creencia es en relación a las otras personas o a la vida. ¡Identifícala!
- Transforma esa creencia. Cambia esta creencia negativa en positiva y por una que te apoye a salir adelante. Por ejemplo —y aquí voy a decir la frase en femenino; dila en masculino si eres hombre—: “yo soy valiosa”; “soy merecedora”; “soy abundante”; “pongo mis límites”; “me doy mi lugar”. ¡Tú puedes hacerlo! Trabaja la creencia “yo soy…” creando una que sea positiva acerca de ti.
- Llénate de confianza madura. No es más que entender que las cosas no siempre salen como planeas, y que a veces el hecho de que no salga como esperas es mejor para ti. Otro elemento importante de esta confianza madura es que solo eres responsable de una parte, y muchas veces es una pequeña, lo demás depende de otras cosas. Asume tu parte y deja lo demás a quien le corresponda.
Seguir estos pasos te va a ayudar a superar las decepciones. Comienza a trabajar en ello y recupera la confianza en ti misma.